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miércoles, 11 de abril de 2012

Origen del catolicismo y la biblia ¿ sabes los orígenes de tus creencias?

     Antes que nada agradecemos a el colaborador que nos ayudo con esta investigación, muy interesante y digna de difusión, espero puedan comprender el contenido y si tienen alguna pregunta al respecto no duden en ponerse en contacto con nosotros en facebook, pueden entrar en el botón de la parte superior izquierda del blog, gracias.

De Augusto Vera en Religion 2.0


Ya que de alguna manera muchos nacimos bajo la fe católica, independientemente de que la practiquemos o no, siempre es bueno saber en qué momento las cosas tomaron un giro oficial, en qué momento el Cristianismo pasó a ser una religión constituída y mas o menos coherente, con el propósito de unificar un Imperio que estaba en declive: el Romano.
Flavius Valerius Aurelius Constantinus (272- 337), conocido como Constantino I o Constantino el Grande, fue emperador del Imperio Romano desde el año 306 al 337. Gracias a Constantino, la religión Cristiana que hoy conocemos instituída en Catolicismo, y otras ramas protestantes tuvieron su semilla "oficial" en esos tiempos, y también bajo los auspicios de Constantino se oficializó la biblia en un compendio estructurado y "depurado" como lo conocemos hoy, y otras maravillas dogmáticas como la Santísima Trinidad y el Credo de Nicea que a los que nacimos católicos nos enseñan como condición previa a la comunión.
En este artículo, más que apegarme a la historia benevolente religiosa sobre como el Cristianismo ablandó el corazón del emperador haciendole ver la verdad de Dios y Cristo, haré referencia al hecho de que Constantino era un tipo por demás visionario, como buen líder, que vió en el cristianismo incipiente de su tiempo, un catalizador aglutinante que el mismo juzgó conveniente para poder unificar las mentes y sobre todo los corazones (ya sea por amor o mas bien temor) de un imperio que necesitaba urgentemente algo de qué asirse porque evidenciaba grietas profundas de división.





Cuenta la historia que Constantino, justo enmedio de una lucha interna contra Majencio, quien se había autoproclamado emperador, dormía la noche anterior a la batalla del puente Milvio, y enmedio del sueño tuvo una imagen reveladora: vio el símbolo de la cruz gloriosa y resplandeciente, y una voz celestial que le dijo "con este signo, vencerás". Ya sea que haya tenido indigestión por la cena o haya bebido de más, lo cierto es que interpretó con grandilocuencia interna que lo que necesitaba era la cruz cristiana como estandarte, misma que adoptó en su lucha susituyendo el estandarte romano de "Sol Invictus", y eventualmente venció a Majencio.
Cabe señalar que en esos tiempos el Cristianismo estaba en plena persecución en el Imperio Romano, los Cristianos eran vistos como gente de baja condición, sucios, murmuradores que se escondían en las sombras, y que conspiraban contra el orden establecido, y para lo único que eran buenos era para comida de León en el circo romano. Sin embargo ganaban adeptos cada vez más y Constantino, visión o no visión gloriosa, vió la oportunidad de un factor aglutinante que tanta falta le hacía. Así entonces fué que bajo los auspicios de Constantino se empezó a organizar la religión Cristiana, de tal manera que tuviera mecanismos de fácil adhesión (convenientemente) y un credo uniformizado ad-hoc a los propósitos del emperador y de los obispos que ahora estaban cobijados por el poder imperial. Seguramente no fué tarea nada fácil, ya que ahora bajo la sombrilla imperial, los cristianos que antes eran perseguidos como ratas de cañería, ahora eran la religión oficial, y la lucha entre obispos por definir la doctrina a una creencia estandarizada tenía toda la intensidad de las peleas de vecindario que actualmente se dan entre los partidos políticos de oposición.
Las aportaciones más importantes que se definieron en el primero concilio ecuménico de Nicea fueron el famoso credo niceno que todos los niños católicos aprenden, que para efectos de elegancia reza más o menos así en Latín:


"Credo in Deum Patrem omnipotentem, Creatorem caeli et terrae, et in Iesum Christum, Filium Eius unicum, Dominum nostrum, qui conceptus est de Spiritu Sancto, natus ex Maria Virgine, passus sub Pontio Pilato, crucifixus, mortuus, et sepultus, descendit ad ínferos, tertia die resurrexit a mortuis, ascendit ad caelos, sedet ad dexteram Patris omnipotentis, inde venturus est iudicare vivos et mortuos. Credo in Spiritum Sanctum, sanctam Ecclesiam catholicam, sanctorum communionem, remissionem peccatorum, carnis resurrectionem, vitam aeternam. Amen."
Cabe anotar que para llegar a tal credo hubo una refriega nada amistosa entre los obispos defensores que argumentaban que el hijo era consustancial al padre, y los que argumentaban que Cristo era ciertamente extraordinario, sin embarto no era Dios, sino hijo del mismo, al final venció la doctrina de la consustancialidad, apoyada por la firmeza del emperador, con la que casi todos se apresuraron a firmar el acuerdo, excento el obispo Arrio y sus seguidores que fueron desterrados y sus propiedades confiscadas por ser considerados ahora herejes.


Un dato interesante es que bajo el mandato de Constantino se instituyó la comunión y el bautismo como mecanismos de integración a la religión y de perdón automático, pero el mismo Constantino se guardó de bautizarse hasta que estuvo en su lecho de muerte, teniendo así la libertad de hacer lo que le pareciera sin preocuparse por el perdón hasta que estaba a punto de fallecer, mmmmhhh, ¿bastante conveniente no?
De manera sintetizada esa es la historia comprimida de el gran Constantino I.
- Truth Seeker.

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